domingo, 6 de octubre de 2013

Corazón hermoso

Los habitantes de aquellas tierras tenían inquietud por saber quien era
persona con el corazón más hermoso.
Un día pasó por allí un joven que presumía de tener el corazón más hermoso de aquellos lugares, y en verdad sí que era muy hermoso.
De pronto un anciano se acercó y le preguntó:
- ¿Porqué dices eso?, tu corazón no es tan hermoso como el mío.
Sorprendidos, la multitud y el joven, miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, estaba cubierto de cicatrices, había zonas donde faltaban trozos y estos habían sido reemplazados por otros que no 
correspondían, con bordes y aristas irregulares en su alrededor, y hasta había lugares con huecos profundos.
Al mirarlo la gente se sobrecogió, y decían:
- ¿Cómo puede decir que su corazón es más hermoso?.
El joven contempló ese corazón y se echó a reír.


- Debes estar bromeando, comparar tu corazón con el mío, el mío
es perfecto.

A lo que el anciano repuso:
- Tu corazón es perfecto, pero observa el mío: cada cicatriz está ahí porque arranqué trozos de mi corazón para entregárselo a aquellos a los que di todo mi amor y a su vez ellos me han obsequiado con un trozo del suyo que he colocado en los huecos. 
Hubo ocasiones en que entregué un trozo pero la otra persona no me ofreció del suyo, he ahí, pues, esos huecos profundos.
Dar amor es arriesgar. 
A pesar del dolor que esas heridas abiertas me producen,
alimento la esperanza de que algún día, tal vez, regresen y llenen el vacío que me han dejado.
Y prosiguió: ¿comprendes ahora por qué es más hermoso mi corazón?
El joven permaneció en silencio, se acercó al anciano, arrancó un trozo de su 
propio corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió a la vez que cogió un trozo de su viejo corazón y lo colocó en la herida abierta del joven.
El joven contempló su corazón, no era perfecto, pero ahora lucía mucho más hermoso.

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