domingo, 6 de febrero de 2011

El muerto

Cuando los empleados llegaron a trabajar, encontraron, en la recepción, un enorme letrero en el que estaba escrito:
"Ayer falleció la persona que impedía el crecimiento de usted en esta empresa".
"Está invitado al velatorio en el área de deportes".
Al principio todos se entristecieron por la muerte de uno de sus compañeros, pero después comenzaron a sentir curiosidad por saber quién era el que estaba impidiendo el propio crecimiento en la empresa.
La agitación en el área deportiva era tan grande que fue necesario llamar a los de seguridad para organizar la fila en el velatorio.



Conforme los trabajadores iban acercándose al ataúd la excitación aumentaba.
"¿Quién será el que estaba impidiendo mi progreso?".
"Qué bueno que el infeliz murió".
Uno a uno, los empleados agitados se acercaban al ataúd, miraban al difunto y tragaban saliva.
Se quedaban unos minutos en el más absoluto silencio, como si se les hubiera tocado lo más profundo del alma.
Pues bien....
En el fondo del ataúd había solamente un espejo, y cada uno se veía a sí mismo reflejado, con el siguiente letrero:
"Sólo existe una persona capaz de limitar tu crecimiento: tu mismo".
Tú eres la única persona que puede hacer una revolución en tu vida.
Tú eres la única persona que puede perjudicar tu vida.
Tú eres la única persona que puede ayudar a ti mismo.

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